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lunes, 23 de julio de 2012

Tercera Temporada - Capítulo 9

Julio 23


Yo: ¿Y esto?
Pluma: Es una baraja.
Yo: Ya sé, digo, ¿por qué la traes?
Pluma: Es una ofrenda de paz y buena voluntad. Quiero que la tengas para hacer tus trucos.
Yo: O-k... ¿y por qué?
Pluma: Hay que reconocerlo, eres muy bueno con ellos.
Yo: ¿De veras?
Pluma: Síp. Me sorprendes. El esfuerzo y dedicación que pones en ellos es admirable.
Yo: ¿Estuviste escribiendo sobre papel estraza otra vez?
Pluma: Es en serio. Me alegra que hayas encontrado algo que te hace sentir bien.
Yo: Ah, bueno, pues... sí, sí me agrada.
Pluma: Ahora puedes dedicarte tiempo completo a eso y dejar a un lado esta farsa.
Yo: ¿Dejar de lado qué?
Pluma: La verdad a todos ya nos preocupaba que llevas meses en esto y parecías tomártelo muy en serio. Pero ya que tienes una vocación en la que sí eres bueno, podemos descansar tranquilos. Debe ser un alivio para ti, lo es también para nosotros, tus amigos y... ¿sabes para quién más? Para la dramaturgia. Ella te lo agradece.
Dramaturgia: (A lo lejos.) ¡Gracias!
Pluma: ¿Ves? Ahí esta.
Yo: ...
Pluma: Anda, ¡empecemos! Encuentra mi carta.

Yo: ...
Pluma: ...
Yo: Bueno. Toma una carta.

fin

viernes, 20 de julio de 2012

Tercera Temporada - Capítulo 8

Julio 20
featuring Federico García Lorca


Al levantarse el telón está Pluma dormida sobre una hoja. La escena tiene una extraña luz de cruda. Un Editor sale de puntillas, mirando fijamente a Pluma. Lleva en la mano un libro en blanco. Suena el reloj. Cuando sale el editor, la luz azul se cambia por una alegre luz de mañana de primavera. Pluma se despierta.


CANTO
Voz (dentro)




Colchones, lavadoras,
refrigeradores, estufas,
microondas,
o algo de fierro viejo que venda.

Pluma: Güey. ¿Me oyes, güey?
Yo: Voy.
Pluma: Ya es la hora.
Yo: ¿Pasaron los tamales?
Pluma: Ya pasaron todos.
Yo: Hasta luego. (Va a salir.)
Pluma: ¿No tomas un vaso de tequila?
Yo: ¿Para qué?
Pluma: Escribes mucho y no tienes tú cabeza para resistir las resacas.
Yo: Cuando los escritores se quedan crudos se ponen fuertes, como Bonifaz.
Pluma: Pero tú no. Cuando me compraste eras otro. Ahora tienes la cara barbuda como si no tuvieras rastrillo. A mí me gustaría que fueras al camellón y corrieras, y que te subieras el agua cargando cuando la sequía cala nuestro garrafón. Veinticuatro meses llevamos escribiendo y tú cada vez más malencarado, más gordo, como si crecieras a lo horizontal.
Yo: ¿Has acabado?
Pluma: (Se quita la tapa.) No lo tomes a mal. Si yo estuviera sin tinta me gustaría que tú me cargases. «Mi pluma está vacía: voy a cambiar este cartucho para pintar bien.» Así soy yo. Por eso te cuido
Yo: Y yo te lo... ¿agradezco?
Pluma: Pero te pones de sangrón.
Yo: Es que namás estoy crudo. Todas esas cosas son suposiciones tuyas. Escribo mucho. Cada año seré más viejo.
Pluma: Cada año... Tú y yo seguiremos aquí cada año...
Yo: (Sonriente.) Naturalmente. Y bien sosegados. Las cosas de la escritura van bien, no tenemos obra publicada.
Pluma: No tenemos obra... ¡Cabrón!
Yo: Dime.
Pluma:  ¿Es que yo no te sirvo a ti?
Yo: Me sirves.
Pluma: Yo conozco bolígrafos que dejaron de pintar antes de entrar en la hoja con sus escritores. ¿Fallé yo la primera vez que escribí contigo? ¿No cantaba cuando firmábamos otra hoja? ¿Y no te dije: "¡Cómo huelen a pachuli tus ropas!"?
Yo: ¡Eso dijiste!
Pluma: La del Sanborns lloró porque no sentí separarme de ella. ¡Y era verdad! Nadie fue vendida con más alegría. Y sin embargo...
Yo: Ay, no empieces...
Pluma: No empiezo. Y sin embargo...
Yo: Demasiado trabajo tengo yo con ver en todo momento...
Pluma: No. No me repitas lo que pasa. Yo siento en la puntita que eso no puede ser... A fuerza de caer el alcohol sobre los borrachos éstos se hacen poetas, que las gentes dicen que no sirven para nada. Los poetas no sirven para nada, pero yo bien los veo mover sus versos mal medidos en el aire.
Yo: ¡Hay que esperar!
Pluma: ¡Sí, escribiendo! (Pluma se destapa y mancha de tinta la hoja, tomando ella la iniciativa.)
Yo: Oh, 'state. Si se te ocurre algo me lo dictas y lo escribiré. Ya sabes que no me gusta que escribas.
Pluma: Nunca escribo.
Yo: Ay, ¿cómo chingados no? Además estás mejor guardada.
Pluma: Sí.
Yo: Escribir es para la gente desocupada.
Pluma: (Sombría.) Claro.


(El escritor sale y Pluma se dirige a la hoja en blanco, pasa la puntita por la superficie,alza la tapa en una hermosa mentada y pone a escribir.)


fin