Pluma: Tenemos que hablar.
Yo: ¿Ahora qué
hice?
Pluma: Conde,
nene, no te estás aplicando. ¿Qué pasa con el nuevo blog? Yo esperaba mis mil
visitas la primer semana.
Yo: A mí me
parece que nos ha ido bien.
Pluma: Porque
eres un conformista, ponte las pilitas con los nuevos diálogos.
Yo: ¡Es que he
estado corrigiendo el libro de cuentos!
Pluma: Llevas
tres días con eso. No puedes dejarme todo el trabajo a mí.
Yo: Perdón…
¿perdón?
Pluma: Hay que
buscar un modo de levantar esto. Está muerto.
Yo: Hay blogs
peores.
Pluma: ¿Si los
demás escritores se vuelven postmodernistas, tú también? Hay que hacer un
concurso, o algo.
Yo: Ponle la
tapa a la pluma.
Pluma: No,
abre una encuesta aquí en el blog. Y una pecerita, los lectores aman las
peceritas.
Yo: deberíamos
enfocarnos en el contenido.
Pluma: Que el
pez se llame Chucho. Y hay que traer invitados.
Yo: ¿Otra
pluma?
Pluma: Sí…
¡no! No puedes opacar al principal. Mejor otro escritor. ¿Sófocles está
ocupado?
Yo: Muerto.
Pluma: ¡Perfecto!
Llámalo, saldrán baratos sus derechos.
Yo: ¿Te das
cuenta que es lo que hacen todas las series cuando van en decadencia?
Pluma: ¿Invitados
famosos? Pues no lo tendríamos que hacer si tuvieras más inventiva.
Yo: Iré por…
Sófocles, pues.
Pluma: ¡Y trae
café! Estoy haciendo magia aquí.
fin
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